La depresión infantil y juvenil sigue siendo una enfermedad que no logra diagnosticarse de forma precoz. Se queda en la sombra de otras nosologías, más frecuentes en esas edades, y que conforme los especialistas, pueden provocar el desencadenamiento de nosologías y trastornos más graves.
Romper el estigma en torno a la salud mental es esencial para eludir la exclusión de los pequeños, pequeñas y adolescentes con algún género de malestar sensible o problema médico mental. «Es preciso fomentar una buena salud mental y trabajar en la prevención», explica Cristina Mentira, sicóloga y organizadora de la guía ‘Una Psique Sana Comienza en la Infancia’. Un manual elaborado por Recurra Ginso para el cuidado de la salud mental infanto-juvenil. Dirigido a familias y profesionales, ofrece recomendaciones y herramientas para la detección, prevención y afrontamiento de los retos actuales que están afectando a la salud y el bienestar.
Conforme los estudios, el setenta por ciento de las psicopatologías aparecen a lo largo de la niñez y adolescencia. Unos datos que ponen de manifiesto la relevancia de tomar medidas para asegurar el bienestar sensible. Resulta prioritario entender los motivos y circunstancias que llevan a pequeños y adolescentes a probar graves contrariedades, trastornos sicológicos y comportamientos disfuncionales con el fin de poder prevenirlos de forma eficiente, advertirlos de manera temprana y asistirles desde los distintos ámbitos: familiar, educativo, sanitario, cultural y social.
«Hemos de estar atentos a las señales de alarma», explica Jesús Villanueva, psicoólogo y subdirector de la clínica de salud mental Recurra Ginso. Los especialistas apuntan que hay que prestar atención a un conjunto de síntomas que acostumbran a observar tanto en terapia ambulatoria como residencial: un estado anímico irritable, la pérdida de interés o placer, el aislamiento social, inconvenientes de conducta y/o disciplina, una baja autoestima, el sentimiento de que no vale nada, complejidad para concentrarse, un lloro usual, subidas o bajadas de peso, trastornos del sueño y conductas autolíticas, entre otros muchos. «Cuando les agrada jugar con su amigo y su primo y ya no desean, o cuando dejan de leer o hacer deporte y les apasionada. Esos cambios deben estar motivados por algo», específica Villanueva.
«Hemos de estar atentos a las señales de alarma»
El especialista confirma el incremento progresivo de casos desde el momento en que llegó la pandemia. Los efectos sociales, económicos y personales que provocó el Covid acrecentaron los factores de peligro de la salud mental y las tasas de autolesiones, conducta suicida, ansiedad, depresión y otros trastornos en la población infantojuvenil. «Es urgente prevenir estos inconvenientes».
«La desmotivación de sentido vital que puede desembocar en depresión, falta de interés u otro género de comportamiento más graves han ido en incremento», reconoce Cristina Mentira. «Se trabaja poco en educación sensible y los valores que ya antes nos sostenían ya no marchan», agrega. Quizá el ritmo vital de las familias han determinado ciertos cambios: «Progenitores agobiados y multitarea. Los pequeños solos en casa a edades muy tempranas y a la vez sobreprotegidos en demasía».
En el mundo entero, uno de cada 7 pequeños y adolescentes de diez a diecinueve años (el trece por ciento del total) tiene un problema médico mental diagnosticado. La mitad de los trastornos de salud mental empiezan en torno a los catorce años y el setenta y cinco por ciento de todos esos trastornos se desarrollan a los veinticuatro, mas la mayor parte de casos no se advierten y, por ende, no se tratan.
«Se trabaja poco en educación sensible»
«Si un chaval tiene un comportamiento violento en casa hay que ver que le ocurre. Si no se logra descubrir, entonces hay que buscar ayuda», notifica Villanueva. El menor debe sentirse «acompañado, ratificado y respetado por muy mal que se porte». Y a veces, desde el campo familiar resulta complicado: «Un chaval que falta al respeto en clase o en casa resulta complicado atenderle con cariño y compresión. Y contestar con frialdad es peor», aconseja el sicólogo.
‘Una Psique Sana Comienza en la Infancia’ se transforma así en una potente herramienta de consulta para familias y profesionales. «A los educadores se les solicita que manejen estos casos en los institutos y se les carga de mucha responsabilidad mas no se es da ningún apoyo con pautas de compresión«, narra Villanueva. «Los pequeños pasan un buen tiempo en el instituto y a los profesores le es bastante difícil charlar de estos temas», agrega Mentira.
Ciertos trastornos en la salud mental
Suicidio
El suicidio forma un grave problema médico pública a nivel del mundo, con consecuencias severas para las familias y la sociedad generalmente. En España, el suicidio es la primera causa externa de mortalidad entre los quince y veintinueve años, sobre los accidentes de tráfico, conforme datos del INE, dos mil veintiuno.
Resulta prioritario entender los motivos y circunstancias que llevan a la conducta suicida para prevenirla de forma eficiente. Si al contrario, se oculta y acalla esta realidad, se va a dejar de asistir a muchos adolescentes que precisan hoy de nuestro apoyo, ya sea como profesionales de la salud, progenitores y madres, enseñantes, agentes de comunicación o amigos.
Desde Recurra Ginso se ha observado en el último año de qué forma se han aumentado los perfiles de chicos y chicas con autolesiones y peligro de suicidio en las llamadas recibidas, los tratamientos ambulatorios y los ingresos en el centro.
Autolesiones
Entre un dieciseis-dieciocho por ciento de los adolescentes se ha autolesionado en alguna ocasión, siendo la edad de comienzo los once años.
Las autolesiones consisten en heridas en la piel, por norma general cortes de poca profundidad mas dolorosos, llegando a sangrar y dejar cicatrices, asimismo llamados ‘cutting‘. La persona lo acostumbra a hacer de forma repetida y sin pretensión de suicidarse. Las zonas más habituales son los antebrazos, las piernas y el vientre.
Se acostumbran a efectuar por múltiples motivos, buscando una minoración del sufrimiento; como medio para expresar el dolor o la ira y como forma de autocastigo. A veces asimismo es una forma de castigar a los progenitores, mas siempre y en toda circunstancia llevan un dolor profundo y una falta de recursos para administrarlo.
Peligros de las nuevas tecnologías
En dos mil dieciocho, Unice halló que la mayor parte de pequeñas y pequeños españoles usan frecuentemente Internet y se empiezan cada vez a edades más tempranas, conforme su informe sobre digitalización de la niñez. Ahora, a consecuencia de la crisis por Covid-diecinueve, se ha aumentado su tiempo en frente de las pantallas, su socialización y su ocio mediante internet y las redes sociales. Por este motivo precisan el acompañamiento y la guía de sus adultos de referencia con el fin de que hagan un uso de las nuevas tecnologías seguro, responsable y ventajoso para su desarrollo.
Las nuevas tecnologías abren un nuevo planeta de posibilidades si bien asimismo implican muchos peligros, como la exposición a contenido inapropiado, adicción a las redes, falta de amedrentad y alegatos de odio. Es preciso fortalecer la alfabetización digital de los jóvenes para prevenir posibles inconvenientes.
Otras nosologías o trastornos pueden consultarse en la Guía de salud mental infanto-juvenil.
Administran en diferentes Comunidades Autónomas recursos destinados al proceso de reeducación e inserción social y laboral, atendiendo de forma integral todas y cada una de las necesidades a nivel formativo, asistencial, ocupacional y de ocio. Dando apoyo y contestación a las familias en enfrentamiento con sus hijos e hijas adolescentes por medio de un programa experto en violencia filio-parental: atención ambulatoria y residencial. Además de esto, trabajan en la prevención en el campo educativo promoviendo en los centros escolares el respeto, la empatía y la aceptación propia y la del otro.