Día a día, a las 20:30h, decenas y decenas de voluntarios de la Asociación Plaza Solidaria ofrecían cenas a doscientos personas sin recursos en la Plaza Tirso de Molina. No obstante, tras una visita del Municipio de la capital española, la acción humanitaria debió parar en seco y ahora luchan por hallar soluciones que permitan que todas y cada una esas personas puedan continuar alimentándose.
Roberto Ruiz, uno de los voluntarios que coopera con acciones sociales en el distrito de Lavapiés, critica la carencia de actividad y soluciones por la parte de los responsables municipales frente a la problemática que deja a doscientos personas sin cenar cada jornada.
Una situación que ha llevado a esta red vecinal a concentrarse en el distrito para demandar al Municipio una solución a la precaria situación actual que viven esas personas bajo riesgo de exclusión social. Una medida de queja que se tomó a raiz de la resolución municipal de inmovilizar el reparto de comidas en el local, situado en la calle Olmo, veinte, motivado por el «incumplimiento de las medidas higiénicas precisas» que apuntan desde el Consistorio.
La Asociación Plaza Solidaria nació de la vocación y con la meta de que nadie del distrito se quedase ni un día sin comestible. Muchas familias, vecinos del distrito de Lavapiés, no tienen recursos para subsistir y radican hoy día en la calle.
Gracias a todo el mundo que estuvisteis el día de ayer en la concentración y a todas y cada una de las que proseguís estando.
Solo el pueblo salva al pueblo.
Proseguimos en la lucha. pic.twitter.com/Njs0l79m9b
— Plaza Solidaria (@PlazaSolidaria) June dos, dos mil veintiuno
Desde el Municipio explican que “se ha instado a la asociación a cumplir las medidas sanitarias precisas por el hecho de que cuando se manipulan comestibles y se realiza comida hay que continuar una serie de condiciones para no romper la cadena de control de seguridad alimenticia”. Además de esto, fuentes municipales apuntan que los voluntarios cocinan en sus casas y que desde ahí “no se puede llevar ningún control”. Asimismo apuntan al tema del transporte: “Trasladar esa comida al lugar desde el que se reparte supone sus peligros por el hecho de que, entre otras muchas cosas, la cadena del frío se rompe”. Por todo ello, el Municipio insiste en que “para efectuar esa actividad deben cumplir una serie de medidas”.
En esta línea, Roberto explica que, tras la primera inspección que se efectuó, ya se les demandó ciertas medidas de higiene básicas para poder proseguir con la tarea que, conforme apuntan, alteraron y cumplieron al primer aviso. Así, todos y cada uno de los voluntarios externos de Plaza Solidaria se sacaron el carné de manipulador de comestibles (en tanto que los organizadores de la asociación ya contaban con él) y realizaron otro género de cambios, como incorporar un lavamanos de pedal o bien supervisar el frío y el calor del sitio para preservar los comestibles siempre y en toda circunstancia en buen estado.
«Trasladar el alimento puede romper la cadena del frío»
No obstante, Ruiz apunta que, incluso habiendo cumplido con las demandas impuestas por el Municipio de la capital de España, un mes después, «de la noche a la mañana», cerraron el local pues no resultaba capaz para la tarea, al realizar las chefs las cenas en su casa, con lo que «se dio la orden de que no podíamos repartir comida caliente”. Pese a que a lo largo de un tiempo repartieron bocadillos y comida fría, ahora se hallan en busca de otra solución que ponga fin a la intemperie alimenticia a la que se encaran cada noche cientos y cientos de personas.
Para ponerle solución al inconveniente, desde la asociación se pidió un local que sí cumplía con todas y cada una de las peculiaridades precisas para seguir con la tarea, «mas por último el Municipio lo concedió a otra asociación que ofrecía clases de cocina». Fuentes municipales explican que «los locales son limitados». Debido al gran número de colectivos y organizaciones que asimismo optan a estos espacios, la asignación y cesión se efectúa por concurso público: “Hay diferentes asociaciones con diferentes casuísticas que piden locales municipales. A fin de que no haya inconvenientes de por qué razón a unos sí y a otros no, lo más lógico entonces es cederlos por concurrencia pública a fin de que sea todo más transparente”.
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En lo que se refiere a las posibles soluciones, desde el Municipio apuntan que “a esas personas se les puede acudir, en cuestión de ayudas, por medio de los servicios sociales del distrito que estudian de una manera más integral las situaciones personales de las personas, por el hecho de que en muchas ocasiones no solo es la entrega de comida, de trata asimismo de otras circunstancias sociales”.
No obstante, Roberto Ruiz explica que “la mayoría de las personas que asisten son alcohólicos o bien drogodependientes que viven en la calle y que no desean asistir a cobijes ni tener contacto fuera de su círculo, por ejemplo”.También debieron hacer frente al malestar del ambiente vecinal por el hecho de que ciertos residentes no veían con buenos ojos las colas de gente aguardando para recoger su comida.
La tarea que desarrollan «no consiste solo en dar de comer, asimismo es esencial el contacto humano. Sabemos de qué forma se llaman, charlamos con ellos y les preguntamos por sus inconvenientes”, concluye.
«La tarea no es solo dar de comer, asimismo el contacto humano».
Hoy en día, Plaza Solidaria se halla en pleno movimiento buscando una solución temporal a fin de que esas doscientos personas puedan proseguir cenando hasta lograr un local alcanzable para ellos y que cumpla las condiciones que el Municipio les demanda. De momento, se hallan en conversaciones con los restaurants de la zona a fin de que les dejan usar sus cocinas: «Lo del local no puede ser de forma inminente, conque buscamos otra vías a fin de que puedan proseguir comiendo«, concluye Roberto.
Además de esto, el colectivo ha comenzado una recogida de firmas demandando opciones alternativas que garanticen que todas y cada una estas personas tengan una nutrición. De momento, llevan más de treinta y ocho rúbricas para combatir contra la pobreza en Lavapiés.
Conforme datos recogidos en el mes de abril de dos mil veinte de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de la capital de España (FRAVM), catorce y setecientos veintiocho familias y cincuenta y uno y quinientos veintinueve personas diferentes recibían comestibles de asociaciones de vecinos en la zona.