El Centro de salud Infantil Universitario Pequeño Jesús regula un proyecto de investigación, llamado ‘Leukodomics’, cuyo objetivo es crear ‘gemelos virtuales’ de pequeños y adolescentes con leucemia para poder simular su contestación a cada tratamiento. Así, sería posible pronosticar sus probabilidades de éxito, posibles toxicidades o su evolución en un largo plazo.
Este centro sanitario ha reunido a especialistas en Informática, Matemáticas, Física y Biología en un consorcio integrado por especialistas de la Universidad Complutense de la capital española y el 1+12, la Universidad de Castilla-La Mácula, la Universidad Francisco de Vitoria y el CNIC, ordenados por oncólogos pediátricos del Pequeño Jesús.
Este proyecto, financiado mediante fondos europeos, se empezó el mes pasado de diciembre y va a tener una duración de un par de años de investigación aplicada e intensiva en leucemia infantil. Consiste en producir unos modelos digitales que integrarán la información del paciente (cuál fue el diagnóstico, de qué forma fue la contestación al tratamiento o cuál es su fondo genético) y la de sus células malignas (mutaciones genéticas, subprogramas de expresión génica, arquitectura del genoma y peculiaridades biomecánicas).
Se trata de un modelo adaptado de predicción de evolución de la enfermedad en diferentes escenarios simulados, sin precisar la intervención directa del paciente, minimizando el nivel de peligro terapéutico.
Va a ser la primera vez que se incorporan a la investigación de la leucemia infantil modelos computacionales de enfermedad y recursos informáticos provenientes de la ciencia de datos. La meta final es aprovechar los nuevos recursos informáticos y tecnológicos para prosperar los resultados de los tratamientos.
Una vez que se desarrollen estos ‘gemelos virtuales’, de entrada con el estudio de más o menos cien pacientes, se va a deber efectuar un ensayo clínico para revisar, con evidencia a nivel científico, cuál es el grado de eficiencia de la herramienta para prever la evolución del paciente. Así, si el proyecto es triunfante, se podría validar para poder emplearla en la consulta del oncólogo «en unos cuatro o cinco años».
Manuel Ramírez Orellana, organizador de la investigación y jefe de la Sección de Oncología y directivo de Terapias Avanzadas del Centro de salud Pequeño Jesús, ha explicado que el proyecto pretende integrar «toda la información que existe en torno a los pequeños y adolescentes con leucemia, no solo su enfermedad, sino más bien la biología de sus células, su constitución genética, el tratamiento, la contestación que ha tenido y aspectos nuevos, como peculiaridades poco consideradas previamente».
Con toda esta información, se produciría ese modelo individual de cada paciente. «Es tal y como si pudiésemos tener un gemelo de cada pequeño o adolescente con leucemia», ha detallado el estudioso.
De esta manera, se asistiría al oncólogo pediátrico «en el día a día del trato con estos pacientes, de forma que puedan simular en un PC o una aplicación situaciones que se dan en la toma de resoluciones». «Creemos que interesaría mucho poder hacer estos ensayos ya antes de tomar la resolución final en un pequeño», ha destacado.
Francisco Monroy, catedrático de la Universidad Complutense de la villa de Madrid (UCM) y directivo de Biofísica Traslacional del Instituto de Investigación Centro de salud doce de Octubre i+12, ha recordado que la leucemia es una enfermedad «grave y maligna» que nace en la medula ósea de los pacientes y que, de alguna forma, altera los rasgos de los glóbulos blancos (leucocitos).
Tal como ha detallado, en ciertos casos, a pesar de haber un tratamiento triunfante, por norma general efectuado con quimioterapia, los pacientes pueden probar una recaída a los pocos años del tratamiento y aparecer dificultades como la metástasis.
«Esas inopinadas consecuencias vienen motivadas por la existencia de unos rasgos que somos capaces de identificar de forma analógica, mirándolas en el laboratorio», ha esgrimido, a lo que ha puntualizado que ahora, merced a este proyecto, desean aprovechar la digitalización para administrar toda esta información desde el PC.
En este sentido, Carlos Torroja Fungairiño, estudioso del Centro Nacional de Investigación Cardiovascular (CNIC), ha señalado que las técnicas nuevas de investigación, que ya están libres y se van a poder emplear en el proyecto, «son capaces de examinar miles de células desde el punto de vista genético». «Lo único que podíamos hacer hasta ese momento era examinar un conjunto de células todas y cada una juntas. Ahora podemos ver cada una individualmente», ha agregado.
El estudioso ha continuado manteniendo que el propósito de la nueva investigación es «agregar la información genética, entre otras muchas cosas, para comprender qué sucede en el momento en que un paciente no reacciona a la terapia. Jamás se sabe, dadas las condiciones y los factores que se conocen hoy día, por qué no», ha afirmado.
Diego Herráez Aguilar, maestro en la Universidad Francisco de Vitoria e estudioso primordial del Conjunto de Biofísica Computacional (BioCompLab) en Pozuelo de Alarcón, ha añadido que, aparte de la información genética, asimismo se incluirá la biofísica, o sea, el «sustrato físico de las células que tienen una nosología».
Su papel en el proyecto de investigación va a ser desarrollar técnicas nuevas para «coger las fuentes de datos biofísicos y hacer una traducción». «Algo que día tras día tenemos más claro es que los datos son oro. Quien tiene los datos tiene un avance muy, muy grande en cualquier proceso de análisis y toma de resoluciones», ha remachado.