Las necesidades de financiación en la industria cultural se han multiplicado de forma exponencial por la pandemia. Los bancos muestran ahora más renuencias para conceder créditos y con esto profundizan en su crisis. Ante la carencia de liquidez de empresas y autónomos para ejecutar sus proyectos, el Municipio de la capital española ha aprobado esta semana destinar 3 millones de euros a la Sociedad de Garantía Recíproca CREA a fin de que conceda acredites al ámbito artístico y audiovisual. Una inyección de fondos con la que calculan producir una capacidad de préstamo próxima a los treinta y cinco millones.

Desde su condición de financiera no lucrativo, CREA SGR acredita operaciones crediticias frente a los bancos usuales. Contactan con estos tras revisar la aptitud de una propuesta artística y se ofrecen como aval, cubriendo la totalidad del importe adjudicado. «Si un productor tiene un inconveniente de pago la devolución del préstamo está garantizada pues respondemos», explica a Madridiario el directivo general, Rafael Lambea.

En el último año y medio, señala, las solicitudes de acredites se ha aumentado un doscientos por ciento, registrando un singular incremento por la parte de la industria musical, en la que el impacto de la pandemia «ha sido horrible». Sin embargo, asimismo ha crecido el número de peticiones del campo teatral y del audiovisual. Absolutamente nadie escapa a esta demanda de inversión. «Todos y cada uno de los productores trabajamos con ayudas públicas, con más motivo los que hacemos 3 o bien 4 películas por año», expone a este medio Gerardo Herrero, tras cintas como la oscarizada El secreto de sus ojos.

El cofundador de la productora Tornasol Largometrajes define como «vitales» estos acredites en un instante en que «el sistema bancario se ha hecho más conservador cuando no se trata de empresas del IBEX». Rafael Lambea atribuye estas reservas de los bancos al desconocimiento del ámbito, mas Herrero agrega que se debe al volumen de los préstamos que se requieren, estimando que en España generar una película cuesta entre 1 y tres millones de euros y una serie, de seis a diez millones. Optar a esta financianción resulta «considerablemente más simple» con el respaldo de entidades como CREA, asevera.

Más de cuatrocientos treinta proyectos avalados

El Consistorio madrileño cerró un primer pacto con CREA SGR ya antes del estallido de la crisis sanitaria. La aportación del área de gobierno de Economía, Innovación y Empleo que dirige Miguel Ángel Redondo ascendió entonces a cuatro,8 millones. Como apuntan desde esta concejalía, el campo «ha ido agotando este crédito» y, por esta razón, han decidido ampliar con tres millones más la cantidad inicial. Este acuerdo «ha sido un éxito total», conforme Lambea, y ha tolerado arrancar hasta 437proyectos, implicando a cerca de dos mil trabajadores.

«Es una apuesta por los juegos para videoconsolas, los reportajes, las películas y toda la industria audiovisual y cultural, que aportan un enorme valor añadido», ha señalado Redondo. El edil de Ciudadanos ha hecho hincapié en que desde marzo de dos mil veinte las ideas culturales avaladas han conseguido lograr los ciento ocho millones de euros de financiación. A esta iniciativa, ha agregado, se aúnan otras impulsadas por el Gobierno municipal como las subvenciones de libre concurrencia para proyectos audiovisuales o bien el programa Viviendas de Cine, al lado de la Academia de Cine de España.



Respaldo a productores noveles y consagrados

Entre los adjudicatarios de los acredites se halla el propio Gerardo Herrero. Exactamente el mismo pone en valor que la industria audiovisual apenas detuvo su producción a lo largo de los 3 meses de confinamiento, si bien su resolución de no parar llevase aparejado un elevado costo económico. «La producción de series se ha encarecido un diez por ciento», advierte, a consecuencia de la «ralentización de los tiempos de rodaje» ligados al control de las mascarillas y la realización de test, entre otras muchas medidas auxiliares tomadas por el coronavirus. En su caso, vivieron esta experiencia con la serie Ana Tramel, emitida entre septiembre y octubre del actual año en TVE. «Su costo se acrecentó y lo debimos aceptar , mas debíamos comer», declara el productor.

Todos y cada uno de los proyectos cinematográficos de Tornasol de los últimos tiempos han contado con los acredites de CREA y el apoyo de instituciones bancarias. Una práctica que, como recuerda Herrero, no es extraña en Hollywood, «si bien ahí hablamos de otras cifras», bromea. De esta forma, películas como El substituto, de Óscar Aibar y ahora en cartelera, Mamá está en Tilink, de Daniela Fejerman y cuyo rodaje termina de terminar, o bien El Comensal, de Ángeles González-Sinde, asimismo por estrenar, han sido avaladas por CREA merced a cooperadores como el Municipio de la villa de Madrid.

Rafael Lambea apunta que atienden las solicitudes de todo género de emprendedores. En el ámbito del juego acostumbran a encontrarse con empresas de nueva creación y con gente muy joven, en su mayor parte. En la música y el teatro, desde artistas afianzados hasta otros que empiezan ahora su carrera, y en el campo audiovisual, acreditan tanto cortos y primeras películas, como a productores de extensa trayectoria como el propio Gerardo Herrero o bien Santiago Segura.

El directivo general de CREA aclara que «no somos una entregadora de ayudas», pues los interesados deben probar que su idea es viable, mas una vez probado llegan a otorgar acredites de entre treinta y cuatro.000 euros a productores musicales, de unos ochenta o bien noventa.000 a los teatrales y de hasta quinientos euros en el caso de la industria audiovisual. «No les demandamos garantías personales, solo que nos expliquen su proyecto por la parte interior», expone Lambea.

La cultura prosigue padeciendo el efecto de la pandemia

A pesar de estos sacrificios de financiación, la situación del campo cultural prosigue siendo crítica. Conforme la Encuesta de Población Activa del INE, perdieron hasta cuarenta y dos y cien trabajadores en el año dos mil veinte. Si en dos mil diecinueve se contabilizaron setecientos diez doscientos personas ligadas a esta industria, la cantidad histórica más alta a nivel de empleo, un año después el número de empleados bajó hasta los seiscientos sesenta y ocho mil cien. El escenario no semeja haber mejorado en dos mil veintiuno, puesto que el Ministerio de Cultura, en su informe del Impacto del Covid-diecinueve, advirtió un descenso del cuatro,7 por ciento en la actividad cultural del primer trimestre del año vigente respecto al mismo periodo del precedente.

En el caso de la rama cinematográfica, la asistencia a salas se redujo hasta un noventa por ciento los meses siguientes al confinamiento y ahora apenas «han recuperado un cincuenta por ciento de la capacidad a la que habrían de estar», manifiesta el productor Herrero. Esto afecta a toda la cadena: exhibición, distribución y producción. En consecuencia, comprende que sin esta clase de acredites «no existiríamos ni ni los más pequeños».